jueves, 10 de enero de 2008

Mi abuela es una ídola

Sabe todo de todos, donde estuviste, con quien y cuanto tiempo;

Nona: – ¿Dónde está tu mamá?, ¿fue a cerrar el estudio? Porque anoche también fue a cerrar y estuvo dos horas. Deben andar mal las llaves…

se preocupa por la economía del hogar;

Lu: – Bueno, mañana a la mañana me voy a bañar, después voy a llevar a Andrea, cuando vuelva voy a cocinar una torta y a la tarde voy a ir a lo de Ailén a mirar unas películas. A la noche voy con ustedes al bar a ver la banda de Jazz, ¿sí?
Nona: – ¿Te vas a comer a lo de tu amiga?
Lu: – No.
Nona: – ¿Porque mejor no vas? Así economizamos…

piensa actividades para que no nos aburramos;

Nona: – No toques la cocina, ¿sí, Anita? Después me encargo yo. Ahora me voy a dormir la siesta, porque estoy muy cansada, ¿viste? Como ya soy viejita… Y bueno… Más tarde vengo, en serio, no hagas nada. Vos tampoco Lucía, ¿eh?
Yo: – A veces me pregunto si dice esas cosas para que de hecho uno arregle la cocina.
Lu: – Yo pienso lo mismo
Yo: – No sé, de todas formas iba a hacerlo, tal vez lo haya dicho para asegurarse…
Lu: – Es una vieja re piola...
A la tarde…
Nona: – Ay! Arreglaron la cocina. Si les dije que no era necesario. ¿Ahora que voy a hacer yo para entretenerme? Ya sé, les voy a preparar una ensalada de fruta, porque sé cuanto les gusta. Ya vuelvo, voy a la verdulería.
A la media hora
Nona: Uy! Que calor! Estoy un poco cansada. Voy a pelar estas frutas y a terminar la ensalada. Después voy a descansar un poco
Al rato
Nona: – A ver nena, vos cortá las manzanas, vos, acá tenés algunas bananas, pero cortalas finitas, finitas, ¿eh?. Para vos tengo estos pelones y duraznos. Cuando termines con las manzanas, acá hay algunas uvas, las cortas al medio y le sacas las semillas, porque nadie quiere ver semillas en su ensalada de frutas. ¿Terminaste con los pelones? Acá hay unas naranjas, cortalas en cuadraditos. Ah! También habría que poner peras. Vi una lata el otro día, cortá las peras bien chiquitas y agregá el almibar a la ensalada. Cuando terminen, acuérdense, tienen que preparar un jugo de naranja de ese que viene en sobrecito, y echarlo encima de todo.
Yo: – Ajá
Andre: – Bueno
Lu: – Sí, nona

y siempre, pero siempre, queda como una diosa.

A la noche
Nona: – No coman demasiado, ¿eh? Que para el postre preparé una ensalada de fruta que tiene una pinta…

Ojalá todo el mundo tuviera una abuela como la mía. Da trabajo, pero nos paga con risas

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